miércoles, 27 de enero de 2010

En los seis millones de kilómetros cuadrados de la región del Cuerno de África habitan aproximadamente 200 millones de personas.

Ecológica y ambientalmente, la región es altamente precaria: más del 60 por ciento es árida o semiárida y la mayoría de países experimentan precipitaciones irregulares y sequías frecuentes.



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Tales condiciones conducen a menudo a la pérdida de cultivos, lo que trae hambre, desnutrición, inanición, migración masiva y, en muchos casos, muerte.

Prácticamente cada año la región sufre graves crisis de seguridad alimentaria, aunque las catastróficas hambrunas de Etiopía y Sudán –que motivaron grandes titulares a mediados de los años ochenta— aún no han vuelto a repetirse. Por ejemplo, en los últimos dos años (2007 – 2009), Kenia ha padecido una de las peores sequías de los últimos tiempos, dando lugar a disturbios y a una hambruna total.

Para predecir, vigilar y mitigar tales desastres, necesitamos datos rápidos y permanentes, y recopilar información. Pero los métodos convencionales no son eficaces para las grandes áreas afectadas, ni para la lucha por adaptarse al cambio climático.
Para el 2010 se podrán predecir las catástrofes climáticas





El programa “Control Global del Medioambiente y la Seguridad” seguirá de cerca el clima del planeta.






Los satélites de control medioambiental europeos contribuirán notablemente a pronosticar catástrofes naturales, como las actuales inundaciones en Europa central, que ya han causado cincuenta y tres muertos, informó hoy la Agencia Espacial Europea (ESA).

El subdirector del centro de control de la ESA en Darmstadt, Jean-Francois Kaufeler, dijo que el satélite europeo Envisat "obtiene informaciones de las fuentes de contaminación ambiental y de los daños naturales e, incluso, indica sus causas potenciales".

En la sede de control de la ESA, Kaufeler dijo que "técnicamente ya existe la posibilidad de pronosticar estas catástrofes naturales, pero en la práctica falta dinero y tiempo para desarrollar el sistema" al completo.

En este sentido, el futuro Control Global del Medioambiente y la Seguridad (GMES, según sus siglas en inglés), que será operativo en 2010, contribuirá a la comprensión y dominio del cambio climático planetario al proporcionar datos y modelos sobre fenómenos como El Niño y el ciclo del carbono.

Este sistema prevé recopilar, procesar y validar información para facilitar predicciones estacionales y oceánicas, mapas de la cubierta vegetal de la Tierra, así como controlar la composición atmosférica y de las áreas costeras.

El sistema de satélites GMES permitirá predecir cuándo y dónde habrá sequías o inundaciones y lo que durarán, así como epidemias de enfermedades peligrosas, además de detectar los factores medioambientales que contribuyen a su propagación.

Al respecto, la secretaria de Estado en el ministerio de Medioambiente alemán, Margareta Wolf, pidió hoy en una visita oficial a la ESA en Darmstadt la rápida ampliación de los sistemas de observación medioambiental por satélite.

"Las catástrofes naturales como las inundaciones en la región de los Alpes o los incendios en Portugal confirman la necesidad de este proyecto", según Wolf.

Actualmente, Envisat puede medir y analizar gases de efecto invernadero, localizar contaminantes y corrientes oceánicas y observar los agujeros en la capa de ozono sobre el Antártico y el Artico.

Envisat, que está en órbita a unos 800 kilómetros de altitud desde marzo 2002, tiene 10 instrumentos a bordo para supervisar los fenómenos más importantes y problemáticos como "la capa de ozono, el progresivo cambio de las zonas forestales en zonas amenazadas, los cambios del nivel de los océanos y de sus temperaturas, las catástrofes humanas y naturales", añade la ESA.

De esta manera, este satélite medioambiental contribuye a facilitar informaciones a las asociaciones de protección civil para proporcionarles una visión exacta de las áreas afectadas por una catástrofe e identificar otros lugares de riesgo.

Uno de los principales instrumentos del Envisat es MERIS (Medium Resolution Imaging Spectrometer), un espectrómetro que fotografía la superficie terrestre para adquirir datos pero sólo cuando las condiciones de iluminación son las adecuadas.

Su principal misión es medir el color del mar, tanto en los océanos como en las zonas costeras, lo que permite saber la concentración del pigmento de clorofila, de sedimentos suspendidos y cargas de aerosol sobre el medio marino.

Tarde del martes, 12 de enero, el peor terremoto en 200 años - 7.0 en magnitud - golpeó a menos de diez kilómetros de la caribeña ciudad de Port-au-Prince, Haití. El terremoto inicial fue seguido después por doce réplicas de magnitud superior a 5,0. Estructuras de todo tipo fueron dañadas o colapsaron, barrio de viviendas a los hitos nacionales. Es aún muy temprano en los esfuerzos de recuperación, pero es probable que millones de desplazados y miles de personas se teme que hayan muerto como los equipos de rescate de todo el mundo están descendiendo en Haití para ayudar donde sea posible.

miércoles, 20 de enero de 2010


La explosión de un meteorito sobre Utah transforma la noche en día

Un inmenso y cegador fogonazo convirtió por momentos la noche en día, cuando un meteorito que presumiblemente era una de las rocas de las Leónidas, una famosa lluvia de meteoros que cada año es visible por estas fechas cuando la Tierra atraviesa la cola de desechos del cometa Temple-Tuttle. Al entrar en la atmósfera el meteorito explotó creando un resplandor tan intenso que pudo ser visto a cientos de kilómetros. Algunos testigos del fenómeno han apuntado a medios de comunicación locales que «un flash tornó la oscuridad de la noche en luz como si fueran las doce del mediodía, por algunos segundos». También han asegurado haber escuchado «una gran explosión» cuando la luz desapareció. La roca, aunque es difícil de medir, podría tener «el tamaño de la cabeza de una persona». En el siguiente vídeo hay varias tomas del momento del impacto del meteorito con nuestra atmósfera